¿Gastar te da ansiedad o te calma? El ciclo emocional del dinero en jóvenes

Para muchos jóvenes, el dinero es más que una herramienta: puede generar felicidad al gastar, pero también ansiedad si se desequilibran las cuentas. Este vaivén emocional refleja cómo aprendemos y sentimos su valor, y entenderlo es clave para cuidar finanzas y salud mental.


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El vínculo entre emociones y dinero

falta de planificación

 

El placer inmediato de gastar

Comprar algo nuevo, ya sea un café especial o un gadget, activa en nuestro cerebro la liberación de dopamina, generando una sensación de recompensa instantánea. Para algunos jóvenes, estas pequeñas compras son una forma de aliviar el estrés o celebrar logros. El problema surge cuando esta búsqueda de placer inmediato se convierte en un hábito que pone en riesgo la estabilidad financiera.

La culpa postcompra

Después del momento de euforia, muchas personas experimentan lo que se conoce como “culpa del comprador”. Esto sucede cuando el gasto no estaba planeado o compromete otros pagos importantes. Con el tiempo, esta repetición de placer y culpa puede generar ansiedad y una relación poco saludable con el dinero.

Factores que influyen en el ciclo emocional del gasto

Conoce las promociones

 

Redes sociales y presión social

La exposición constante a estilos de vida aspiracionales en redes sociales puede llevar a gastar más para “encajar” o proyectar cierta imagen. Esto, sumado a la facilidad de las compras en línea, aumenta el riesgo de gastos impulsivos.

Educación financiera limitada

Muchos jóvenes no reciben formación suficiente sobre cómo administrar el dinero. Sin un plan de gastos o un presupuesto, es más difícil reconocer patrones de consumo poco saludables y corregirlos a tiempo.

Estrategias para encontrar el equilibrio

Inversiones

 

Establecer un calendario de pagos

Definir fechas fijas para pagar la renta, servicios y otros gastos evita que siempre sea la misma persona quien se encargue. Esto también ayuda a que todos puedan organizarse financieramente y no se acumulen deudas.

Dejar todo por escrito

Puede parecer exagerado, pero anotar los acuerdos —ya sea en una libreta, un chat grupal o una app— evita malentendidos. Si en algún momento hay dudas, se puede revisar lo pactado y resolver la situación rápidamente.

Dividir cuentas con roomies no tiene por qué convertirse en una batalla campal. Con comunicación, organización y las herramientas correctas, es posible mantener las finanzas claras y la convivencia en armonía. Al final, se trata de recordar que el dinero es importante, pero la relación con las personas con las que compartes tu hogar lo es aún más.


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