Cobrar tu primer sueldo emociona… y tienta. Antes de que se evapore en salidas y antojos, define un plan simple para que ese dinero marque el inicio de tu libertad financiera, no de tus deudas.
Destina 50% a necesidades (renta, transporte), 30% a gustos medidos y 20% a ahorro/inversión. Si vives con familia y tus gastos fijos son bajos, sube el ahorro a 30–40%.
Ejemplos: “Ahorrar $10,000 en 5 meses para laptop”, “Fondo de emergencia de 1 nómina en 8 semanas”, “Pagar tarjeta a cero en 2 meses”. Metas claras frenan compras impulsivas.
Separa de inmediato 1/4 de tu sueldo en una cuenta aparte. Repite cada quincena hasta llegar a 3 nóminas. Esa reserva evita que la primera crisis te mande a la tarjeta.
Programa una transferencia automática del 10–20% a tu cuenta de ahorro/inversión. Lo que no ves, no lo gastas.
Considera vehículos de bajo riesgo y liquidez diaria para empezar (p. ej., deuda gubernamental o fondos de corto plazo). Lo importante es crear el hábito y capitalizar intereses.
Si ya tienes tarjeta, paga el total. Si hay deuda, prioriza la de mayor tasa y evita “meses sin intereses” en compras innecesarias. Liquidez primero, gadgets después.
Usa la regla de 24 horas para compras no esenciales y limita el efectivo para salidas del fin de semana. Define un tope semanal para ocio.
Prefiere una salida significativa o un artículo duradero a varias compras pequeñas que olvidarás. Compara precios y espera ofertas reales.
Cierra la semana viendo en qué se fue el dinero. Ajusta categorías y celebra micrologros (ahorrar $200 también cuenta). La constancia vence al impulso.
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