México ha dado un paso importante en el escenario económico global al entrar en el top 20 de las economías más complejas del planeta, según el Índice de Complejidad Económica (ECI) de la Universidad de Harvard. Este ranking no mide únicamente el tamaño del PIB, sino la capacidad de un país para diversificar y sofisticar sus exportaciones. En otras palabras, refleja qué tan preparados estamos para competir en mercados internacionales con productos de alto valor agregado.
La complejidad económica se refiere a la capacidad de un país para producir y exportar bienes sofisticados y diversos. No se trata solo de vender petróleo o materias primas, sino de desarrollar cadenas de valor que integren tecnología, innovación y conocimiento.
Un país con alta complejidad económica tiene más oportunidades de generar empleos de calidad, atraer inversión extranjera y mantener estabilidad en el largo plazo. Para México, este avance significa que está escalando hacia una economía con mayor valor estratégico en el comercio internacional.
La industria automotriz es uno de los pilares de la economía mexicana. Con plantas de empresas como Volkswagen, GM, BMW y Tesla, México se ha posicionado como un hub global de producción y exportación. A esto se suma el sector aeroespacial y la manufactura avanzada, que han aportado sofisticación a nuestras exportaciones.
El fenómeno del nearshoring ha abierto una ventana de oportunidad histórica. Muchas empresas están reubicando sus cadenas de suministro cerca de Estados Unidos, y México se ha convertido en un destino clave. Esto ha impulsado sectores tecnológicos, electrónicos y de software, sumando valor al perfil económico del país.
Para sostener esta posición, México necesita seguir invirtiendo en educación, investigación y desarrollo. Sin capital humano altamente calificado y sin innovación tecnológica, será difícil competir con potencias como Corea del Sur, Alemania o Japón.
Otro gran reto es reducir la brecha entre regiones. Mientras estados del norte avanzan con inversiones tecnológicas, en el sur aún predominan economías más tradicionales. Fortalecer la inclusión financiera y brindar oportunidades equitativas permitirá consolidar la complejidad económica de manera integral. El ascenso de México al top 20 de economías más complejas no solo es un logro en rankings internacionales, sino una señal de que el país está en un proceso de transformación hacia una economía más diversificada y competitiva. El desafío será mantener este impulso y aprovecharlo para mejorar la calidad de vida de millones de personas.
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