En un contexto donde los aranceles y las políticas proteccionistas parecen redefinir las reglas del comercio internacional, el comportamiento del consumidor mexicano ha demostrado una sorprendente resiliencia.
Los aranceles son impuestos que los gobiernos aplican a los productos importados con el objetivo de proteger la producción nacional, corregir desequilibrios comerciales o responder a medidas similares de otros países. En teoría, al encarecer los productos extranjeros, los consumidores se ven más inclinados a comprar bienes locales.
Sin embargo, en la práctica, los efectos pueden variar. En mercados como el mexicano, donde existe una preferencia por ciertos productos importados —ya sea por calidad, marca o costumbre—, los aranceles no siempre logran disuadir el consumo. Esto se evidencia en sectores como el automotriz, el de electrónicos, alimentos gourmet y moda, donde la demanda se mantiene alta incluso con precios incrementados por los impuestos.
Además, muchas empresas han desarrollado estrategias para absorber parte del costo de los aranceles sin trasladarlo completamente al consumidor, lo que reduce el impacto directo en los hábitos de compra.
Una de las razones por las que los aranceles no han frenado el consumo de ciertos productos importados en México es la evolución del consumidor mexicano. Hoy en día, el consumidor promedio busca valor más allá del costo: evalúa la calidad, la durabilidad, el diseño y, especialmente, la experiencia que el producto le ofrece.
En este contexto, marcas extranjeras han logrado posicionarse no solo por su oferta, sino por lo que representan. Por ejemplo, productos de tecnología como smartphones, videojuegos o laptops importadas siguen siendo líderes en sus categorías, aun cuando implican un gasto mayor.
Por otro lado, existe una creciente clase media con acceso a crédito, promociones y canales de venta en línea que facilitan la compra de productos internacionales. Plataformas como Amazon, AliExpress o Mercado Libre ofrecen envíos rápidos, pagos en cuotas y descuentos, eliminando muchas de las barreras tradicionales al consumo de importaciones.
Esto también refleja una confianza en el entorno económico que permite a las personas asumir compromisos de compra con mayor seguridad, incluso si los productos están gravados.
El hecho de que el consumo en México supere los efectos de los aranceles no solo es un dato curioso, sino una señal importante para empresarios, emprendedores y tomadores de decisiones. Hay oportunidades en el desarrollo de modelos de negocio que aprovechen esta tendencia:
Esto también implica un reto para la industria nacional, que debe innovar y elevar sus estándares si quiere mantenerse competitiva en un entorno donde el consumidor tiene más opciones que nunca.
Aunque los aranceles son herramientas legítimas de política económica, su efectividad frente al comportamiento del consumidor mexicano está en entredicho. El deseo de calidad, innovación y marca puede ser más fuerte que una subida de precios. Lejos de ser una barrera definitiva, los aranceles han demostrado ser una prueba más de la sofisticación y el poder de decisión del consumidor mexicano moderno.
23 de may de 2025
Lee aquí la nota
23 de may de 2025
Lee aquí la nota
18 de may de 2025
Lee aquí la nota