Cuando un organismo global habla de “burbujas”, no busca asustar, sino poner foco en el precio frente a los fundamentos. En cripto, IA y deuda hemos visto periodos de euforia: narrativas potentes, dinero barato y expectativas que a veces van más rápido que la realidad. La clave para ti no es adivinar el “pico”, sino blindar tu proceso: qué señales mirar y cómo balancear el portafolio para surfear olas sin ahogarte.
Hay burbuja cuando los precios asumen adopción casi total, crecimiento perpetuo o utilidades futuras heroicas. Los multiplicadores se expanden y cualquier noticia “confirma” la tesis. Ese espejismo suele sostenerse mientras hay liquidez y entusiasmo.
Las burbujas mezclan miedo a quedarse fuera, crédito abundante y relatos seductores (“la IA reemplazará todo”, “este token será el nuevo estándar”). El problema no es la tecnología —muchas sí transforman industrias—, sino pagar cualquier precio por ellas.
Mira usuarios activos, costos de servir al cliente, ventajas defensibles y monetización. En IA, vigila costo de inferencia, dependencia de chips/infraestructura y tickets recurrentes de clientes; en cripto, distingue infraestructura útil (pagos, settlement, tokenización) de activos sin tracción. Si el precio sube mientras la utilidad no, cuidado.
Hogares y empresas que se acostumbraron a crédito barato sufren al refinanciar. Señales: apalancamiento alto, vencimientos concentrados y utilidades que no cubren intereses. Una subida modesta de tasas puede volver frágil lo que parecía sólido.
Evita concentraciones excesivas. Prefiere negocios con flujo de caja comprobable y moats claros. Mantén liquidez para aprovechar caídas sin vender lo sano en pánico.
Define tu asignación objetivo (ej. 60% defensivo / 40% crecimiento) y rebalancea periódicamente. Pon límites de pérdida mentales y horizonte realista. La meta no es adivinar techos, sino no quedar atrapado cuando el relato cambia.
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03 de nov de 2025
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